sábado, 24 de agosto de 2013

Torneo troglodita, tercera parte.

¡Vale! Estaba buscando fotos de la noche del torneo entre las puestas en Facebook por los otros prehistóricos presentes y encontré otra parte de lo que entretuvo a Curro para no tomar fotos mientras jugábamos las partidas de la tarde:

Foto de Ginés. 
¡Si es que en estos tiempos siempre hay un "yo lo ví" con la foto de prueba en Facebook! ;)

Llegó pues la noche del sábado troglodita. Algunos esperando premios, otros esperando cosas más prosaicas como el bisonte ofrecido por Ernesto y otros esperando más bien la bebida. Algunos esperando una combinación de las anteriores. ;)

Empezó Ernesto a hacer el fuego. 


¿Has visto la foto de un niño cuando ve los regalos de Navidad y adivina maravillado la posibilidad de un juguete ansiado? ¡Esa era la expresión en la cara de Curro! :)


Tuvimos la suerte de que la madre de Patxi estuviera cerca y se nos uniera para la cena. Lamentablemente no hay fotos... se ve que Curro una vez vio el fuego ya no pudo pensar en más que la carne por unas cuantas horas y yo no me di cuenta, que lo suyo habría sido que me pusiera con la cámara yo, lo sé. 

Se realizó la original premiación, con un juego prehistórico a quien recibió el mayor chaparrón, con un hueso de brontosaurio para el tercer lugar, un garrote para el segundo y un dinosaurio para el primero. 


Luego de un rato la comida ya estaba lista y nos pusimos manos a la obra. 

De que no hayan fotos de esta parte de la jornada, también me sirve de excusa el que hice un guacamol para acompañar la carne y Curro me ayudó a exprimir limones. Aprovecho a comentar lo que es el guacamol y por qué es diferente del guacamole, te dejo también la receta del mismo

El guacamole es un plato mexicano que lleva aguacate, cebolla, tomate, sal y limón. El guacamol es un plato guatemalteco que lleva aguacate, orégano, sal y limón. Sí, ambos usan la base del puré de aguacate aliñado con sal y limón, pero hasta allí. Ambos se pueden usar como acompañantes de muchas comidas o simplemente servir como entrante acompañado de totopos, nachos o tortillas de maíz. Normalmente a la gente a la que preparo el guacamol queda encantada con el descubrimiento, independientemente de su nacionalidad. Y claro, el único tema de que en vez de llamarle guacamol se le llame guacamole es que me chirría como a un gallego le chirriaría que le llamen crepes a sus filloas o a un murciano que le llamen buñuelos a sus paparajotes. (A ver si así nos vamos entendiendo). Pero vale, tú llámale como quieras, mientras te guste, ya estoy contenta. :)

Pues eso, preparé un guacamol y me había llevado los aguacates desde Madrid, porque tiene que hacerse con aguacate muy maduro pero que no esté pasado, claro, y eso no es fácil de encontrar así que preferí no arriesgarme a que no hubieran por allá. Pasa que igualmente, imagino que por el calor de haber estado tantas horas en el maletero, se pasaron 2 y otro estaba mitad, mitad. Como sea salió una cantidad medianamente suficiente para todos. He de decir que no me quedó como a mí me gusta. El aguacate no era del tipo que tenía que ser, este era de los fibrosos que tienen como hilos mezclados con la carne del aguacate (pitas diríamos en Guate), le quité las posibles, pero es que el sabor del aguacate no es el ideal para guacamol. Igualmente y gracias al desconocimiento general del mismo, parece que les gustó. :)

Ernesto comenzó a sacar chorizos ya hechos y a ofrecerlos con pedazos de pan pintados con chimichurri. Yo inmediatamente vi la trampa oculta en el hecho y no me dejé embaucar aunque se veía delicioso. ¡Es que claro! ¡Te llenas a pan con chimichurri antes de que esté la carne! (Ves Ernesto, eso te pasa por no pagar mi silencio) ;) jejejejeje. También se pasaron más viandas, como una buenísima tortilla de patata hecha por la madre de los Mula Tebán. 

Comimos en plan tranquilo y primitivo. Ernesto sacaba la carne de las brasas, la cortaba y los más avezados que se daban cuenta del momento, sigilosamente y como quien no quiere la cosa, se apresuraban a tomar carne, chorizos, pollo, pan y chimichurri a discreción. Lo mejor de este sistema es que ¡luego no hay muchos platos ni cubiertos para lavar! :)

En un momento determinado me di cuenta de que Ernesto estaba consintiendo de forma especial a Curro, llamándolo antes de terminar de partir la carne incluso. Creo que pocas veces he visto a Curro en momentos de tal éxtasis en los 17 años que llevamos juntos. Y por si no sabes qué quiero decir, te transcribo el significado de la palabra según el DRAE: 


Así que ante tal escenario, mejor fui a advertirle a Ernesto que como siguiera así, Curro pararía pidiéndole matrimonio. ;P ;)

Lamentablemente, insisto, no hay fotos del momento mágico de parrillada, bebidas, buena compañía y lugar genial que hubo... nos conformaremos con algunas del después, pero esto es ya cuando se habían marchado los que no dormían allí, luego del streaptease de Patxi, la danza de los 7 velos de Teresa, Montse, Isabel y Ma. Angeles y el poema de amor recitado por Crapu. ¿Cómo? ¿Que esto último no ocurrió? ¡A ver! ¿Dónde hay fotos en Facebook que demuestren que no ocurrió? ;) ;P


A la mañana siguiente partimos de madrugada (sobre las 10 de la mañana) rumbo a Madriz, pero haciendo ruta para conocer más maravillas de tierras murcianas sugeridas por Crapu. Eso ya será parte de otra historia.

¡Eso sí! He de agradecer de nuevo el buen hacer y maravillosa hospitalidad de la familia Mula Tebán más parejas, hijos, tíos, primos y demás agregados. Muy en especial a la madre de Crapu que estuvo siempre al pie del cañón, que si lavando trastos, que si haciendo tortillas de patatas, que si a ver si hay bebidas suficientes, que si dando los trucos de su tortilla... ¡un tesoro de mujer! 

¡¡MUUUUCHAS GRACIAS POR TODO!!

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